24 nov 2010

Yo estuve cuando salvaron al duende Chert

El viento seguía soplando fuerte desde la noche anterior. A lo lejos se veía el lago despojado de sus nutrias sedientas de corazones de sal, cuando de pronto veo al duende Chert. Chert, es un duende que busca venganza desde que las luciérnagas del mal, enviadas por el mismo Lucifer, asesinaron a su pez Troy, como él lo llamaba. Cuando vi al Gnomo supe que algo lóbrego iba a ocurrir, así que, con precaución decidí buscar refugio en el árbol encantado. Ya dentro de él me encontré con Rafú, una zarigüeya comerciante de frutas en conserva, residente de Cucurú Papiuea, que vino desde allí a visitar a su padre enfermo. Los dos nos ahogamos en un profundo silencio al observar como Chert luchaba sin descanso contra Sil, una de las malvadas luciérnagas. Pero el duende ignoraba que las siete integrantes del eje del mal habían fusionado en una sola… En ¡Sil! Yo lo sabía porque me lo había contado Perci, el Tucutucu. Al ver que nuestro protector y vengador amigo ya agotado estaba por rendirse, decidimos abalanzarnos contra el insecto maligno. Luchamos por unos minutos cuando de repente nuestro adversario lanzo su máximo poder. Los tres encandilados, quedamos indefensos. –Ajaja finalmente te tengo a mis pies- le decía la luciérnaga a Chert, -sin tu presencia por aquí tendremos poder absoluto- jactándose de su victoria. Cuando de repente Rafú recordó que en su maletín tenía un arma infalible contra este demonio… Un frasco de sus frutas en conservas.

Desde ese entonces las siete luciérnagas, ya vueltas a su estado natural, permanecen bajo custodia en un frasco de máxima seguridad.

FIN

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